lunes, 18 de octubre de 2010

POR SALIR DEL CHARCO


Hanni Ossott



En algún lugar del mundo


una mujer se sentaba todas las mañanas


a contemplar un viejo edificio.


Y había ventanas, si


plenas de sombras


hombres, mujeres, monstruos.


Esa casa estaba deshabitada


no había amantes, no.


Sólo aves que a veces cruzaban el horrendo paisaje.






En algún lugar del mundo


había una lámpara rota


que no era de ella.


También un diccionario.






Eso no podía resolver su soledad.






Había tres árboles, cuatro árboles


y ruidos, la calle, los automóviles.






En algún lugar del mundo ella


no pudo hablar con quien podría


ser su amante.


El placer estaba vedado.


Las ambulancias pasaban


El fastidio cundía.






En algún un lugar del mundo


ella se detenía


a ver un enchufe


un sofá


una mesa repleta de libros y de centavos


y al marido: mustio, callado, leyendo...






También había pastillas, muchas pastillas


y un avión que pasaba.


Llevando a gente que sí tenía lugar.






En algún lugar del mundo


ella rezaba


por salir


por salir


del charco.






De: El circo roto

















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